La idea es grande. Las intenciones, aún mayores. Pero vienen con una advertencia: nada tendría sentido si la gente, con el afán de ayudar, violase el aislamiento social obligatorio. ¿De qué se trata? Un grupo de tucumanos puso en marcha una iniciativa que procura adelantarse a la posible escasez futura de insumos médicos ante el avance del coronavirus. Y, con los permisos y cuidados correspondientes, se propuso fabricarlos.

La movida ocurre por casi todo el mundo. A Tucumán llegó desde España, en manos de médicos y otros profesionales. En concreto, la idea es poner en funcionamiento la mayor cantidad posible de impresoras 3D que hay en la provincia con el objetivo de producir máscaras faciales y barbijos especiales que sean de utilidad para el personal de salud provincial.

Federico Prado, un programador tucumano que reside en Madrid, fue uno de los impulsores de la iniciativa. En enero, cuando la mayor parte del mundo aún no prestaba atención al Covid-19, él y su amigo de la infancia, Francisco Martín Perea, ya preveían el escenario que se desataría por la pandemia. Y no fue por casualidad: Perea es uno de los jefes del área de Cardiología del Sanatorio 9 de Julio.

“Todo surge de la inquietud natural que tanto Martín y yo compartimos por su exposición diaria a pacientes con patologías graves y a los distintos protocolos de bioseguridad que se manejan en esas circunstancias”, le explica Prado a LA GACETA. Y prosigue: “así encontré una iniciativa que existe en España que se llama ‘Coronavirus Makers’. Comenzó con grupos que intentan replicar los respiradores en falta y que reclutaban gente con impresoras 3D para crear los componentes”.

DESDE CASA. Los profesionales prevén que las máscaras se fabriquen descentralizadamente.

Fue así que Prado -expone- se propuso replicar la movida en Tucumán con el apoyo de Perea y de Mariano Estofán, que también es jefe de Cardiología en el sanatorio ubicado en el microcentro de la capital provincial. El grupo oficial surgió el sábado y ya cuenta con más de 200 voluntarios y casi 90 impresoras 3D a disposición. José Luis Guerra Infante, un desarrollador informático, también fue uno de los impulsores.

A diferencia del caso español, la primera iniciativa es la fabricación de 6.000 máscaras faciales y barbijos especiales “Recibimos el apoyo inestimable de incontables personas”, manifiestan los profesionales.

Ayudar sin salir de casa

El fin de semana, la propuesta se viralizó con rapidez por las redes sociales. El grupo montó una logística para emprender la organización y recibió el apoyo de la Sociedad Rural de Tucumán, que puso a disposición una cuenta bancaria para recaudar los fondos necesarios para la fabricación, esterilización y distribución de los materiales.

En diálogo con este diario, Perea insiste con un mensaje para los voluntarios: salir de casa y violar la cuarentena obligatoria para fabricar las máscaras sería contraproducente. “Que nadie se junte ni para reunir los insumos. Todo el proyecto se organiza de manera virtual y estamos trabajando para seguir los protocolos una vez que debamos buscar las impresiones. No debe haber movilizaciones individuales”, remarca el médico cardiólogo.

Avales oficiales

El prototipo de las máscaras faciales aún es testeado por Perea y Estofán en el sanatorio. La idea es estandarizar la impresión de vinchas y de los acetatos protectores, que serán donados por productores locales. El pedido a los voluntarios también es que no gasten aún sus materiales hasta que se confirme el modelo aprobado por el Ministerio de Salud.

Justamente, Perea anunció que hoy se reunirá con Gustavo Vigliocco, uno de los subsecretarios de la cartera de Salud Pública, para analizar la viabilidad de la iniciativa ciudadana. También adelantó que podría asistir la ministra de Salud, Rossana Chahla, y que los modelos contarían con el visto bueno del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). “Las autoridades son quienes nos indicarán qué es mejor hacer y cómo se repartirían luego los insumos por la provincia”, señala el facultativo.

Según indican los impulsores del proyecto -al que definen como “titánico”-, desarrollaron la página web http://cuarentenasolidaria.com.ar que centralizará y potenciará las colaboraciones. “Sin violar la cuarentena, que es lo más importante, estas son las grandes colaboraciones que puede hacer la comunidad. Estamos agradecidos -afirman Perea y Prado-. Para las impresiones 3D hay: desde chicos que las hacen por hobby hasta ingenieros que trabajan con ellas. Ahora esperamos los permisos para arrancar con la producción. Esto es enorme”.